
Lee atentamente cómo comienza una carta que le envió a su amigo Meneceo:
Epicuro a Meneceo, salud.
Que nadie, mientras sea joven, se muestre remiso en filosofar, ni, al llegar a viejo, de filosofar se canse. Porque, para alcanzar la salud del alma, nunca se es demasiado viejo ni demasiado joven.
Quien afirma que aún no le ha llegado la hora o que ya le pasó la edad, es como si dijera que para la felicidad no le ha llegado aún el momento, o que ya lo dejó atrás. Así pues, practiquen la filosofía tanto el joven como el viejo; uno, para que aún envejeciendo, pueda mantenerse joven en su felicidad gracias a los recuerdos del pasado; el otro, para que pueda ser joven y viejo a la vez mostrando su serenidad frente al porvenir. Debemos meditar, por tanto, sobre las cosas que nos reportan felicidad, porque, si disfrutamos de ella, lo poseemos todo y, si nos falta, hacemos todo lo posible para obtenerla.
Ahora responde a estas preguntas (en tu cuaderno o por e-mail)...
a) ¿Con qué apodo es conocido Epicuro entre los filósofos?
b) Dice Epicuro que la filosofía es una terea que deben realizar tanto jovenes como viejos. Comenta qué le lleva a pensar tal cosa y expresa tu propia opinión al respecto.
c) ¿Crees que la filosofía puede ayudarnos a encontrar la felicidad?
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